Su pasado se remonta a la década de los 40, cuando el término “fanzine” es acuñado por Russ Chauvenet, un jugador de ajedrez que publicó Detours, la cual era una serie de historias de ciencia ficción. El término proviene de la unión de las palabras “fan” y “magazine” (revista), refiriéndose a una publicación hecha por fans.
En un inicio sirvieron para que los amantes de las letras compartieran sus propias historias de distintos temas, como literatura, música, deportes, moda, política, cine y hasta para que diferentes movimientos contraculturales dieran a conocer sus ideologías, haciéndolo sin ninguna atadura comercial o de ideología.
Sin embargo, el problema de ser independientes era el tiempo, ya que quienes los realizaban sólo podían hacerlo en sus tiempos libres, además del dinero, ya que imprimirlo tenía un costo elevado que limitaba su número de copias. Sin embargo, muchos dieron origen a las primeras publicaciones especializadas en diferentes temas, que dieron el siguiente paso para profesionalizarse.
En nuestra época, los fanzines se han mudado al internet, ya que al subirlo en línea y crear un blog no se requiere de ningún gasto y se puede llegar a un público en todo el mundo, lo que ha disminuido la cantidad de fanzines impresos, sobretodo porque quienes los realizan salen ser estudiantes o personas que simplemente quieren compartir sus aficiones, pero que no son profesionales. Lo que es un hecho, es que los fanzines siempre han tenido el espíritu DIY (hazlo tú mismo), donde el único interés es el de compartir aficiones y conocimientos.