Es sólo cuestión de tiempo para que esta corriente artística acapare por completo los diseños de cada objeto y cada rincón de los hogares a nivel mundial.
Para muchos analistas, el boom del minimalismo a escala global está por llegar. Es sólo cuestión de esperar un par de generaciones más para observar cómo los diseños de interiores (mobiliario y equipo incluidos), así como la tecnología van a girar brutalmente para adaptarse a esta corriente.
Y no sólo es cuestión práctica o de estilo, ya que para afirmar esto existen tres fenómenos muy concretos que respaldan todas las predicciones al respecto:
- Tecnología de impresión 3D
Es un hecho que este tipo de tecnología va en aumento, pero, ¿qué tiene que ver con que mi casa se vuelva minimalista en el futuro? Simple: la posibilidad de imprimir objetos de decoración, muebles o en los casos más extremos incluso la propia vivienda, facilitan la adopción de una cultura reduccionista (aquella en donde el valor de utilidad y confort supere la complejidad de precios y elementos).
Gracias a su diseño y materiales, algunos objetos de uso cotidiano (como estas lámparas) podrían fabricarse directamente desde tu hogar.
- Bajos costos
Dentro de esta corriente una de las máximas no sólo es ahorrar espacios, sino procurar ocupar materiales simples y, de ser posible, reutilizables. Por esa razón el concreto, el metal pulido y la madera plana son los favoritos de los arquitectos e interioristas apegados a este estilo.
En cuanto a arquitectura minimalista, observamos cómo se reutilizan los escombros de edificios viejos, y si hablamos de tecnología, los recubrimientos en metal liso sin relieves son más populares por la sensación que brindan al consumidor de estar adquiriendo gadgets avanzados.
Mientras más compleja se vuelve la tecnología, más sencillos son los diseños de sus aplicaciones. Aquí el ejemplo con este proyector holográfico.
- Interacción con otras corrientes
Quizás uno de los mayores indicios de que el minimalismo entrará de lleno en los hogares de todo el mundo en un par de años, es saber que las personas están volcando su atención hacia estilos de vida alternativos. Corrientes como el consumo verde o las energías limpias han ido históricamente de la mano con el arte de mínima expresión. Por esa razón, la transición es más natural en este sentido: personas que adaptan estilos de vida integrales en los que sus ideas, sus objetos, sus forma de consumo y su interacción con el medio ambiente lleva cierta congruencia.
Diseños orgánicos que interactúan lo menos posible con los espacios. Tratar de reducir lo menos posible el impacto en el ambiente y “mimetizar” los objetos será la clave para los hogares del futuro.
